Un largo trozo de cuerda representa tridimensionalmente una serie de ondas flotando en el espacio, a la par que estas producen sonido por la propia física de su movimiento: la cuerda que crea el volumen, crea simultáneamente el sonido al cortar el aire, conformando un único elemento.
Según nos comportemos frente a él, según la cantidad de observadores y sus movimientos pasará de una línea estable sin sonido a formas caóticas de sonidos irregulares (cuanto más movimiento haya en torno a la instalación) a través de diferentes estadios de ondas sinusoidales y sonidos armónicos.
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