A mi, el tiempo y la geografia
de este lugar llamado patria
me tiene con hambre
y casi sin esperanzas.
Quiero animarme
andar con una sonrisa al menos
y escarbo en el aire
hurgo en el fuego
tratando de encontrar un motivo.
Ahora la Tierra aumenta su temperatura
y los glaciares lloran nostalgicos
sus territorios de hielo;
pero acá, donde yo vivo
debo el teléfono suspendido.
Tengo deudas
hacia cualquier lugar al que me mueva.
Aquí, la casa se inunda de moscas
mientras la cocina se pone a dieta.
Estoy solo
y ella está quizá esperando a que la invite a salir
pero hoy
solo tengo vergüenza.
Jorge Contreras