A mi, el tiempo y la geografia de este lugar llamado patria me tiene con hambre y casi sin esperanzas. Quiero animarme andar con una sonrisa al menos y escarbo en el aire hurgo en el fuego tratando de encontrar un motivo. Ahora la Tierra aumenta su temperatura y los glaciares lloran nostalgicos sus territorios de hielo; pero acá, donde yo vivo debo el teléfono suspendido. Tengo deudas hacia cualquier lugar al que me mueva. Aquí, la casa se inunda de moscas mientras la cocina se pone a dieta. Estoy solo y ella está quizá esperando a que la invite a salir pero hoy solo tengo vergüenza. Jorge Contreras